Miguel Llorente: La Exigencia y la Envidia en el Liderazgo Deportivo
Miguel Llorente, entrenador profesional, explica cómo la exigencia y la envidia influyen en el liderazgo deportivo. Descubre sus consejos para manejar estos desafíos y destacar en tu carrera como entrenador.
9/18/20243 min leer


Tengo que decirte dos cosas hoy.
Lee, porque esto lo puedes aplicar ya:
En la vida, en el deporte y en la calle, hay dos cosas que te crean enemigos.
Muchos enemigos.
Pero, ojo, no son enemigos comunes. Son particulares. Son esos enemigos que te tienen atravesado, pero a ti te son indiferentes.
Me refiero a que, aunque ellos te tengan atravesado, a ti no te molestan. Incluso, te podrían caer bien.
No tendrías problema en invitarles a un café, ayudarles con el carrito de la compra o reírte con algún chiste suyo.
Ahora te digo cuáles son esas dos cosas que te crean esos enemigos:
La exigencia y la envidia.
Vamos con la exigencia:
- Cuando exiges, sueles pinchar en hueso.
- Pedirle a alguien que lo haga mejor puede sentar mal, salvo que la persona sea inteligente y sensible.
- Pero ya sabes que eso no siempre es así... En general, somos un poco básicos, con el ego inflado 6 de 7 días a la semana.
Retar a alguien a mejorar puede ser problemático,
y más si tú también te pasas de listo: ironía, sarcasmo, chulería y gritos. Ahí tienes la combinación perfecta:
El flipado y el ofendidito, los dos al fuego, y fin de la historia.
Ahora, la envidia:
- Ser muy bueno en algo, por lo general, molesta. Más aún si al que te observa no se le da bien nada de lo que haces.
- Te recomiendan perfil bajo para no ofender, pero ¿sabes qué? ¡Que le den!
- Perfil bajo lo tendrán ellos, que solo buscan no sentirse inseguros a tu lado y poder rajar de ti sin remordimientos.
Entonces, mi consejo, como Miguel Llorente, entrenador profesional:
Sobre la exigencia:
- Exige todo lo que puedas.
- Si sale bien, nos abrazamos; si sale mal, pedimos disculpas y seguimos.
- Al final, el camino es largo y no estamos para perder el tiempo. Tenemos sed y el pozo está lejos.
Sobre la envidia:
- Nada de perfil bajo. Tú a ser el mejor.
- El mejor en constancia, en talento, en comprensión, en sensibilidad y cariño, en competir.
- Sé lo mejor que puedas ser en todo. Y si alguien se ofende... bueno, ya sabe dónde está el pozo.
Queda camino, y es muy largo.
En el competitivo mundo del deporte, la exigencia y la envidia son dos fuerzas que moldean nuestra trayectoria como entrenadores y líderes. A lo largo de mi carrera, he aprendido que la verdadera grandeza no se mide solo por los logros alcanzados, sino por cómo navegamos estos desafíos.
Como Miguel Llorente, he descubierto que la exigencia, aunque a veces difícil de aceptar, es esencial para el crecimiento. Impulsar a tu equipo a dar lo mejor de sí mismo es una forma de honrar su potencial y tu compromiso con la excelencia. No temas exigir, porque al final, el camino hacia el éxito está pavimentado con esfuerzo y determinación.
En cuanto a la envidia, recuerda que es un reflejo de tu propio éxito y habilidades. En lugar de ceder al perfil bajo, mantén la confianza en tus capacidades y sigue avanzando. La autenticidad y la excelencia no deben ser sacrificadas para hacer sentir cómodos a los demás. Si te enfrentas a críticas, considera que son una señal de que estás marcando la diferencia y persiste en tu camino.
El viaje como entrenador es largo y lleno de retos, pero es también una oportunidad continua para aprender, crecer y liderar con integridad. Aprovecha cada desafío como una oportunidad para demostrar tu verdadero valor y para inspirar a quienes te rodean. Al final, serás recordado no solo por los trofeos que has ganado, sino por el impacto positivo que has tenido en la vida de tus jugadores y en el deporte en general.