Miguel Llorente: Lecciones de Valor en el Deporte y la Vida - Más Allá de las Apariencias y el Precio

Nunca juzgues por las apariencias... o por el precio.

Llegó al entrenamiento en un Seat Arosa, lo aparcó entre dos BMW relucientes. Desde ese momento, todo salió torcido: entró en la sala de fisios en lugar del vestuario, y cuando finalmente salió al campo, se dio cuenta de que llevaba los pantalones de paseo en lugar de los de entreno. Para colmo, no llevaba espinilleras y se había dejado el reloj puesto.

Y todo esto... ¡en su primer día después de su fichaje!

Fue su carta de presentación, un estreno por todo lo alto, para recordar. Desde ese instante, empecé a pensar rápido y mucho. Pregunté de dónde venía y cuánto había costado. No podía creer que aquel tipo estuviera ahí para competir por lo mismo que nosotros.

A los dos minutos, me dieron la respuesta:

- Dos duros, me dijeron textualmente.

- Era cosa del presidente y poco más.

No entendía nada. En una plantilla con:

- 8 internacionales con sus respectivos países,

- 3 sub-23 bestiales,

- 4 ex-primera división,

¿y luego... el del Seat Arosa?

No quería ni mirar. Mientras daba vueltas en círculo, una poderosa mezcla se cocinaba en mi cabeza: los pantalones de paseo y el presidente pagando dos duros por él, todo en la misma imagen. Hasta que empezó a tocar balón...

Casi decidí mirar para otro lado, temiendo lo que iba a ver, pero escúchame... No me lo podía creer.

Se hizo el silencio. Todos teníamos los ojos como platos. Nadie daba crédito. No solo tenía el mismo nivel que el resto... no, no... lo tenía infinitamente mejor.

- Era buenísimo.

- Jugaba rápido, fácil y sin miedo.

- Entendía todo, volaba en el campo.

- Regateaba, le pegaba fuerte, iba bien en los duelos.

Un auténtico jugadorazo. Entonces, ¿qué pasó? Pues que me dejé llevar por las apariencias y, sobre todo, por su precio. Pensaba que por costar dos duros, iba a ser más malo que la carne de perro.

Pero... pero... pero...

La realidad me dio una lección.

Aquel tipo había sido internacional por su país 278 veces. La guerra lo había obligado a salir de allí como fuera. El dinero no le importaba porque ya tenía la vida solucionada y estaba de vuelta de absolutamente todo. No negoció; simplemente quiso firmar y jugar. Su único interés era jugar y disfrutar, a pesar de haber costado dos duros.

Desde ese día, decidí que no me volvería a pasar. Nunca más iba a juzgar a nada ni a nadie por su precio.

Y aquí va mi consejo para ti, de parte de Miguel Llorente, entrenador:

- No te dejes llevar por el precio del webinar de las 14 claves.

- ¿Has visto que cuesta 10€ y has pensado que por 10€ no puede ser muy bueno?

- Te estás colando, igual que me colé yo con Mr. Espinilleras.

Estás pensando que por llegar en un Seat Arosa no puede ser buen jugador, y al final lo vas a comprar y vas a decir: “¡Joder, ¿toda esta información me ha costado 10€?! ¡Si aquí tengo material para varios meses!”

Y entonces, me querrás mucho. Te saldrá una sonrisa en la cara y, mirando al infinito por la ventana, dirás como yo:

Nunca jamás juzgaré a nada ni a nadie por su irrisorio precio.

Es fácil caer en la trampa de valorar las cosas por su apariencia o por su costo. Vivimos en un mundo donde el valor a menudo se asocia con lo caro, lo ostentoso, lo llamativo. Pero lo cierto es que el verdadero valor no siempre viene envuelto en un paquete brillante. A veces, lo que realmente importa se encuentra en lo simple, en lo que a primera vista parece modesto o insignificante. Esa lección que aprendí en el campo de entrenamiento me ha acompañado desde entonces. Me enseñó a mirar más allá de lo superficial, a buscar la esencia, el verdadero potencial que reside en las personas y en las cosas, más allá de su precio o apariencia.

En un mundo lleno de distracciones y juicios rápidos, es crucial que nos detengamos a pensar antes de descartar algo o a alguien por lo que vemos en la superficie. El éxito, la habilidad y la genialidad no siempre llevan la etiqueta que esperamos. Y cuando te encuentras con algo o alguien que parece no encajar en tu idea preconcebida de valor, recuerda esta historia. Porque en muchos casos, lo que realmente vale la pena no tiene un precio elevado, pero sí un valor incalculable.

Así que la próxima vez que estés a punto de juzgar un libro por su portada o un webinar por su precio, detente. Pregúntate qué podrías estar perdiendo si te dejas llevar por las apariencias. Y sobre todo, recuerda que las mejores lecciones de vida a veces vienen de los lugares más inesperados.