Julio Velasco: Lecciones de Liderazgo y Excelencia en Entrenamiento Deportivo por Miguel Llorente
Descubre cómo Julio Velasco, entrenador de la selección italiana de voley, logró el oro en las últimas olimpiadas con un equipo dominante. Miguel Llorente explora las claves del liderazgo y la excelencia en el entrenamiento deportivo.
9/30/20242 min leer


Lo ha vuelto a hacer.
¿Lo ha vuelto a hacer?
Sí, lo ha vuelto a hacer.
Bueno, en realidad... no lo había hecho nunca, pero parecía como si sí.
Y no, no estoy hablando de la vuelta de Cassano al Madrid ni de Karlos Arguiñano a Antena3.
Estoy hablando de Julio.
Estoy hablando del señor Julio Velasco, el entrenador de la selección italiana de voley que, sorprendentemente, ganó el oro.
Verás, Italia tenía uno de los mejores equipos de la competición, incluso podría decirse el mejor (no soy un experto en voley), pero en las últimas olimpiadas obtuvieron la quinta posición. Sin embargo, en esta ocasión, no solo ganaron el oro, sino que concedieron ¡un único set en todo el torneo!
Vamos a ser claros: tener a la mejor jugadora del mundo, como Messi en el fútbol, influye mucho. Pero en casos como estos, el papel del entrenador es absolutamente crucial.
Escucha, hay 3 tipos de entrenadores y 3 tipos de situaciones:
1. Malo - Bueno
Si eres un mal entrenador pero tienes el mejor equipo, es posible que ganes algo solo porque el equipo es excelente. En este caso, el entrenador simplemente no molesta, se mantiene en un segundo plano.
2. Bueno - Malo
Si eres un buen entrenador pero tienes un mal equipo, puedes conseguir mucho más de lo esperado. Tu habilidad para motivar y dirigir a tus jugadores puede resultar en un rendimiento superior al esperado.
3. Bueno - Bueno
El caso de Julio Velasco: el mejor equipo y el mejor entrenador. Aquí se da la combinación perfecta. Julio trajo una forma de jugar diferente y novedosa, gestionó al grupo pensando en sus necesidades, no en caprichos (el equipo vivió las olimpiadas fuera de la Villa Olímpica para evitar distracciones y pérdida de energía estúpida). Su trayectoria y legado en todos los equipos que ha dirigido son pruebas de su excelencia. Cae bien a algunos y mal a otros, pero eso es parte del liderazgo: no es un concurso de popularidad.
El caso de Julio Velasco nos enseña que el éxito en el deporte no solo depende de tener un gran equipo, sino también de contar con un entrenador excepcional. La combinación de habilidades, estrategias innovadoras y una gestión eficaz del grupo puede transformar un buen equipo en el mejor del mundo. Como entrenadores deportivos y líderes, debemos aspirar a ser como Julio Velasco: no solo sobresalir en nuestras habilidades, sino también saber cómo sacar lo mejor de nuestros equipos. La grandeza no viene solo de la excelencia individual, sino del poder de una buena dirección y liderazgo.